Existen los momentos, esos días, en los que sientes la mano del Creador colocada delicadamente sobre la cabeza. Hoy es uno de esos días. Esta mañana me levante solicitandole, con reverencia y humildad, ese empuje que necesito para hacer realidad un deseo persistente por el que lucho desde hace casi cuatro años. Esta noche se abrió una puerta que me da la fuerza de no cansarme, de seguir insistiendo.
Ahora recomienzo. Con la seguridad que con la fuerza de mi trabajo y una iluminación Divina lo lograré.
¡Gracias Señor!
