La pasión es la fuerza propulsora de la vida. Poner el corazón en nuestra acciones perfecciona el resultado. Su fruto es claro a nosotros como lo es a los demás. Su forma no es efímera, sino que se mantiene en el tiempo y con los años madura, crece convirtiéndose en un obra de arte moral y no física.
Usa la pasión para vivir, convivir y amar. Ofrece una parte de ti en todo momento y verás que dejarás una huella en los que tendrán el privilegio de conocerte.
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