Es una pena que un movimiento social, correcto y justo, para dar al pueblo egipciano un futuro digno se vea empañada por el asalto al museo egipcio que en su interno custodiaba estupendos e inestimables tesoros considerados de muchos como patrimonio cultural de la humanidad.
Con la desaparición de algunas piezas antiguas, entre ellas la estatua del joven faraón Tutankhamon inmortalado en un momento de su vida cotidiana en la que caza, se pierde una parte de la história antigua del tumultuoso país. El directore de las Antiguedades, Zahi Hawass, ha anunciado que también faltan la estatua de la diosa Akena, una estatua de Nefertiti, la cabeza de una princesa, la estatua de un escriba de Amarna, once estatuas de madera y un escarabajo de Yuya.
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