En la vida no existe un momento justo para crecer, para probar a superarse a si mismo.
Cuando menos lo creemos el destino nos hace tropezar con ese angosto corredor que nos conducirá al giro, a la vía definitiva. Al encontrarnos con la unilateral decisión de donde andar, nuestras experiencias influencian nuestros pasos y equilibran la suerte.
¡Bendito aquel que atesora sus conocimientos para cuando le toque su turno!
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