Un posible milagro se puede definir la experiencia casi traumática que afrontaron dos buzos en las costas del Garden Island, unos 50 kilómetros al sur de Perth.
El sábado pasado pudo haber sido el último día en vida de Elyse Frankcom, guía de buzos de sólo 19 años, si no fuera por la rápida ayuda prestada por su colega Trevor.
La macabra escena se desarrolló mientras la joven buzo guiaba un grupo de turistas que practicaban snorkeling, al improviso el tiburón la atacó. Alertado de los gritos de su compañera, el hombre, quien se encontraba en la barca, aferró la cola del animal, quien aparentemente sorprendido, soltó la presa. Elyse fue subida a la barca y de ahí trasladada al hospital de Perth, donde se recupera de las heridas y de un gran susto.
Los estudiosos calman a las personas señalando que los casos de ataques de tiburones son rarísimos, se pueden contar con los dedos de un mano los casos al año. Aseguran además que es más frecuente la muerte como consecuencia del ataque de perros domésticos e que incluso se registran más episódios anuales de electrocutados por las luces de los árboles de navidad.
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