Las primeras luces del gris otoño

El viento de cambio se insinúa en el paisaje. El clima comienza a mutar. El otoño, que se lee en el aire, circula fuera de la ventana revocando nostalgia, melancolía de casa. No importa cuantos años pasen, no me acostumbraré a estos cambios - naturales o no que sean - y con cada ciclo que inicie me vendrá el deseo de volver a mi tierra. Ese lugar de mis orígenes que tiene un efecto imán cuando los días se vuelven grises. Su influencia amaina cuando el gris otoñal deja paso a un matiz relajante de colores marrones, amarillos y naranjas.
El trópico tiene sus períodos de sol y agua, como en gran parte del planeta, pero no existe un verano como el nuestro. Cada una de las estaciones en el caribe es relajante, llena de vitalidad.
En el clima europeo dos, de sus cuatro estaciones, invoca sentimientos tristes. Estos son el otoño y el invierno. Aunque si con el invierno y el blanco manto de la nieve otras sensaciones surgen. Pureza, candor, recogimiento. La misma que se experimenta con la llegada de otoño tropical que es cuando conocemos las largas jornadas sin el calor del sol ardiente y regenerador.
Pero estoy aquí. El otoño húmedo ha llegado otra vez y me preparo a disfrutarlo plenamente alejando de mi mente los deseos de volver a casa.

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