Quien vuelve de un viaje, no es la misma persona que partió.
- Proverbio Chino -


jueves, 14 de octubre de 2010

Quiero ser famoso


Si googleas la frase "quiero ser famoso" te aparecen casi 600 mil resultados. Y es que vivir en el anonimato de una rutina cotidiana parece no ser suficiente para una nueva generación de cibernautas que recorren las plataformas de las redes sociales dejando fragmentos de sus almas a disposición de una masa de desconocidos que tienen la libertad de hacer uso de ella, para bien o para mal, en la indiferencia del resto del mundo.
Ha nacido una nueva sociedad que tiene ganas de comunicar y que encuentra en el ciber espacio el lugar más cómodo para conseguirlo. Muchos otros no logran hacer que sus palabras sean escuchadas de otra manera ni consiguen otro medio para ser leídos y reconocidos por la sociedad en la que le tocó vivir. Yo entre esos.
Saber que un grupo de individuos, libres de prejuicios desde sus hogares en los países más lejanos, gastan unos minutos de su tiempo para dar una ojeada a tu trabajo, algunas veces a tus sueños, te deja en la boca el sabor de la satisfacción. Hoy se puede decir que no existen límites para alguien que desee llegar a otros sin ayuda de los medios tradicionales. Al contrario, los medios tradicionales nos ponen solo obstáculos. Nos limitan.
Es contradictorio pensar como tantos artistas, actores o políticos - quienes han escogido voluntariamente una vida pública - cada vez con más frecuencia van en paranoia cuando se ven perseguidos por sus fanáticos, ese es el caso de Robert Pattinson protagonista de la famosas serie Twilight que huyendo de un grupo de chicas se arrojo a la calle sin mirar y un taxista por un pelo no lo atropella.
Otros pocos gritan a los cuatro vientos que hay un límite a la invasión en la vida cotidiana de la que son objeto, en su mayoría por otros profesionales del gossip, los paparazzis, quienes serían capaces de vender el alma al diablo por una noticia picante que los ayude a aumentar la tirada de sus respectivas revistas.
Yo por mi parte, si llego a ser famosa no me quejaré, más bien haré como Stephen King. Me compro una casa en pequeña ciudad y vivo rodeada de las personas más normales del mundo. La gente se acostumbran a verme andando de aquí para allá y la morbosidad de robar una foto a escondida le pasa a todos. La fama tiene su precio y parece que algunos no están dispuestos a pagarlo.

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